¡CUIDAMOS LA PÚBLICA!

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El estante de los CUENTOS

Iniciado por ChusCyL, 02 Abril, 2013, 22:34:22 PM

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ChusCyL

COSAS QUE SUCEDIERON (O NO)
Miguel Ángel García Argüez, José María Gómez Valero y David Eloy Rodríguez
Ilustraciones de Amelia Celaya.





Aquí se cuentan algunas pequeñas grandes historias.
Sucesos extraordinarios.
Momentos muy importantes.
Cosas divertidas, asombrosas, insólitas, misteriosas,
casi, casi, increíbles,
que una vez sucedieron (o no).
Cosas que ahora, mientras las lees,
podrían suceder de nuevo.

https://dl.dropboxusercontent.com/u/106135528/cosas_que_sucedieron_o_no.pdf


♦♦♦♦♦♦♦


Ocurrió que
debajo
del felpudo
había una llave.


¿Seguimos?  :D

Iam tempus est agi res

kermit

Genial, chus.... me encanta la idea  adoraranad adoraranad adoraranad adoraranad adoraranad adoraranad

Ocurrió que debajo del felpudo había una llave...... pequeña, un tanto oxidada y que parecía  como si se hubiera caído allí por un descuido de su dueña o porque, con el tiempo, nadie se hubiera acordado de ella.
Anyway the wind blows...

ChusCyL

Ocurrió que debajo del felpudo había una llave...... pequeña, un tanto oxidada y que parecía  como si se hubiera caído allí por un descuido de su dueña o porque, con el tiempo, nadie se hubiera acordado de ella.

Cuando la tuvo en sus manos le dio un vuelco el corazón. Sin ser llamados acudieron, con exquisita nitidez, cielos abiertos, palabras nocturnas, caricias inacabadas, terrazas y barandas, la embriagadora luz del verde... ¿Alguien, en algún lugar, tenía una cajita gemela a la suya?


;)
Iam tempus est agi res

kermit

#83
Ocurrió que debajo del felpudo había una llave...... pequeña, un tanto oxidada y que parecía  como si se hubiera caído allí por un descuido de su dueña o porque, con el tiempo, nadie se hubiera acordado de ella.

Cuando la tuvo en sus manos le dio un vuelco el corazón. Sin ser llamados acudieron, con exquisita nitidez, cielos abiertos, palabras nocturnas, caricias inacabadas, terrazas y barandas, la embriagadora luz del verde... ¿Alguien, en algún lugar, tenía una cajita gemela a la suya?

Julia se quedó sentada en los escalones de la entrada de la casa, pensativa, y con la mirada perdida, recordando cuándo fue la primera vez que vio aquella caja. De eso hacía ya mucho tiempo. Tanto que a su mente no llegaban con claridad las imágenes y aparecían como en pequeños estallidos. Un día lluvioso, un viaje en coche con su madre, una casa desconocida, risas en el comedor y, al fin, ella. Inés..... Entonces las imágenes aparecieron  en cascada, una tras otra.





Anyway the wind blows...

ChusCyL



Ocurrió que debajo del felpudo había una llave...... pequeña, un tanto oxidada y que parecía  como si se hubiera caído allí por un descuido de su dueña o porque, con el tiempo, nadie se hubiera acordado de ella.

Cuando la tuvo en sus manos le dio un vuelco el corazón. Sin ser llamados acudieron, con exquisita nitidez, cielos abiertos, palabras nocturnas, caricias inacabadas, terrazas y barandas, la embriagadora luz del verde... ¿Alguien, en algún lugar, tenía una cajita gemela a la suya?

Julia se quedó sentada en los escalones de la entrada de la casa, pensativa, y con la mirada perdida, recordando cuándo fue la primera vez que vio aquella caja. De eso hacía ya mucho tiempo. Tanto que a su mente no llegaban con claridad las imágenes y aparecían como en pequeños estallidos. Un día lluvioso, un viaje en coche con su madre, una casa desconocida, risas en el comedor y, al fin, ella. Inés..... Entonces las imágenes aparecieron  en cascada, una tras otra.

Inés, la pizpireta. Sucesos lejanos en el tiempo, pero intensos en los  recovecos de la memoria. ¡Qué curioso el destino!... La madre de Julia cosía para fuera  y aquel día, excepcionalmente, llevaron a un domicilio desconocido para ella el elegante traje que con tanto esmero había confeccionado. Inés les abrió la puerta. Le faltó tiempo para invitar a Julia al jardín mientras sus madres se dedicaban a los menesteres de la costura. Sí... un encuentro fortuito fue el inicio de una larga y hermanada amistad.

La cajita llegó un tiempo después...




[ranita, a ver si damos con el por qué de la cajita ya... el cuándo, el dónde y cómo. Qué prodigio de memoria la de la criatura, joé; peor que la nuestra  anaidsacalengua anaidsacalengua anaidsacalengua anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa]
Iam tempus est agi res

kermit

Cita de: ChusCyL en 25 Junio, 2013, 21:14:44 PM
ranita, a ver si damos con el por qué de la cajita ya... el cuándo, el dónde y cómo. Qué prodigio de memoria la de la criatura, joé; peor que la nuestra  anaidsacalengua anaidsacalengua anaidsacalengua anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa]

No, no.... espera y verás..... Esto tiene que ser algo así como los supernovelones en los que para que dos personas se encuentren en la esquina tienen que pasar 238 capítulos. Ya que lo hacemos vamos a hacerlo por todo lo alto..... Y, si nos portamos bien, quién sabe si para el año 2038 habremos conseguido averiguar el misterio de la caja dichosa  anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa
Anyway the wind blows...

kermit

La cajita llegó un tiempo después... cuando pasadas varias semanas, Inés y Julia volvieron a encontrarse por casualidad. Julia buscaba un libro entre los estantes de la librería cuando se tropezó y casi cayó encima de la persona que estaba detrás de ella.

-¡Vaya! Lo siento. No alcanzaba bien y perdí el equilibrio. Perdón.
- No te preocupes, Julia, son cosas que pasan.

Julia se volvió a mirar con más detenimiento a la persona que le estaba hablando. Se había excusado de forma mecánica sin fijarse mucho en ella. Así que se quedó sorprendida cuando comprobó que a quien casi había pisado era aquella muchacha con la que estuvo hablando en el jardín sobre las posibilidades de que existiera vida en otros mundos. Inés.
Anyway the wind blows...

ChusCyL

Cita de: kermit en 26 Junio, 2013, 07:37:00 AM
Cita de: ChusCyL en 25 Junio, 2013, 21:14:44 PM
ranita, a ver si damos con el por qué de la cajita ya... el cuándo, el dónde y cómo. Qué prodigio de memoria la de la criatura, joé; peor que la nuestra  anaidsacalengua anaidsacalengua anaidsacalengua anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa]

No, no.... espera y verás..... Esto tiene que ser algo así como los supernovelones en los que para que dos personas se encuentren en la esquina tienen que pasar 238 capítulos. Ya que lo hacemos vamos a hacerlo por todo lo alto..... Y, si nos portamos bien, quién sabe si para el año 2038 habremos conseguido averiguar el misterio de la caja dichosa  anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa


anaidsorpresa anaidsorpresa anaidsorpresa anaidsorpresa anaidsorpresa anaidsorpresa anaidsorpresa anaidsorpresa

Dime que no es verdad, que tú sabes aquello de lo breve, lo bueno... ¿sí?  anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa anaidrisa

  ::).·º{no me extraña que esto se alargue, he colocado un abismo entre el empiece y el final y así no hay modo de encontrar nadaanaidburla anaidburla

Iam tempus est agi res

ChusCyL



Ocurrió que debajo del felpudo había una llave...... pequeña, un tanto oxidada y que parecía  como si se hubiera caído allí por un descuido de su dueña o porque, con el tiempo, nadie se hubiera acordado de ella.

Cuando la tuvo en sus manos le dio un vuelco el corazón. Sin ser llamados acudieron, con exquisita nitidez, cielos abiertos, palabras nocturnas, caricias inacabadas, terrazas y barandas, la embriagadora luz del verde... ¿Alguien, en algún lugar, tenía una cajita gemela a la suya?

Julia se quedó sentada en los escalones de la entrada de la casa, pensativa, y con la mirada perdida, recordando cuándo fue la primera vez que vio aquella caja. De eso hacía ya mucho tiempo. Tanto que a su mente no llegaban con claridad las imágenes y aparecían como en pequeños estallidos. Un día lluvioso, un viaje en coche con su madre, una casa desconocida, risas en el comedor y, al fin, ella. Inés..... Entonces las imágenes aparecieron  en cascada, una tras otra.

Inés, la pizpireta. Sucesos lejanos en el tiempo, pero intensos en los  recovecos de la memoria. ¡Qué curioso el destino!... La madre de Julia cosía para fuera  y aquel día, excepcionalmente, llevaron a un domicilio desconocido para ella el elegante traje que con tanto esmero había confeccionado. Inés les abrió la puerta. Le faltó tiempo para invitar a Julia al jardín mientras sus madres se dedicaban a los menesteres de la costura. Sí... un encuentro fortuito fue el inicio de una larga y hermanada amistad.

La cajita llegó un tiempo después... cuando pasadas varias semanas, Inés y Julia volvieron a encontrarse por casualidad. Julia buscaba un libro entre los estantes de la librería cuando se tropezó y casi cayó encima de la persona que estaba detrás de ella.

-¡Vaya! Lo siento. No alcanzaba bien y perdí el equilibrio. Perdón.
- No te preocupes, Julia, son cosas que pasan.

Julia se volvió a mirar con más detenimiento a la persona que le estaba hablando. Se había excusado de forma mecánica sin fijarse mucho en ella. Así que se quedó sorprendida cuando comprobó que a quien casi había pisado era aquella muchacha con la que estuvo hablando en el jardín sobre las posibilidades de que existiera vida en otros mundos. Inés.


¡Cuántas locuras, viajes, celebraciones y momentos convertidos en sorbos vitales!
Sucedió en una de esas acampadas, cuando menos lo esperaba. Recordaba de él muy poco, pero se reconocieron en cuanto se encontraron. Desaparecieron de sus respectivos grupos y formaron un par ajeno a las miradas. Suyos fueron el tiempo, el cielo y el amanecer. Viajaron sin desplazarse, hicieron un mundo a su medida...

Pestañeó varias veces. Miró el reloj. Volvió a parpadear y cerró el puño apretando la llave hasta hacerse daño. Permaneció con los ojos cerrados un ratito haciendo en ese gesto la maniobra de aterrizaje, recolocó la constante sacudida, se envolvió con sus brazos para sentir el calor del último abrazo  y, por enésima vez, acarició con ternura la vida guardada en lo que ya era un sueño antes de que la añoranza hiciera acto de presencia y la obligara a frenar de golpe para no estrellarse.

Dejó la llave en el mismo lugar donde la encontró. Quizá mañana...




[Ranita, tengo las neuronas en obligado reposo, no dan para mucho más, tú verás... anaidsacalengua anaidrisa]
Iam tempus est agi res

kermit

Dejó la llave en el mismo lugar donde la encontró. Quizá mañana... tuviera ganas de adentrarse de nuevo en ese pasado que tanto había disfrutado y tanto daño le causaba. No quería recordar pero no lo olvidaba. Siempre presente y, aún así, ausente. ¿Qué podía hacer ahora ya? Todo aquello quedaba lejos en su memoria como si fuera un telón de fondo.

Le costaba desprenderse de ella, parecía como si la mano se negara a soltarla. Así que se quedó indecisa mirando al suelo, su mano, la llave y su mano de nuevo, abierta y en lo que parecía un gesto de petición de ayuda.
La duda se tornó en decisión y la mano se cerró sobre la llave como si fuera su prisionera. "No hay marcha atrás, esta vez no" pensó Julia mientras salía escaleras abajo con determinación.


Cucha.... que lo de las neuronas no cuela....  anaidanimaods anaidanimaods anaidanimaods anaidanimaods anaidanimaods anaidanimaods anaidanimaods anaidanimaods anaidanimaods anaidanimaods anaidanimaods
Anyway the wind blows...


¡CUIDAMOS LA PÚBLICA!

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