El estante de los CUENTOS

[ChusCyL]

Genial  ............ya sé qué cuento haremos este año. Quien sabe.... si dan para mezclar varias.....

¡Lo sabía!   En cuanto le eché el ojo. 

No sabemos la estatura de los infantes, pero algo saldrá. Hay que localizar el libro, ranitú.  Estooo....   

[ChusCyL]

Con lo bien que se nos da eso, ¿quién lo dudaría? 

Ok..............pues lo de siempre. Tù buscas las imágenes 

Y luego vamos dando forma al resto.....

Tal vez empiece hoy........... tal vez ecuentres una sorpresa en tu buzón al final de la tarde............Who knows!!!!

Anda que pierdes el tiempo... 

[kermit]

¡Lo sabía!   En cuanto le eché el ojo. 

No sabemos la estatura de los infantes, pero algo saldrá. Hay que localizar el libro, ranitú.  Estooo....   

No encuentro....

Bueno, todo se andará... y ya veremos lo que nos deparan las nuevas bibliotecas 

Esto no lo sabía yo... eso de que lo del arenque rojo fuera una vil treta...................ya sé algo más 

Así se conoce en lógica informal la utilización de cualquier medio para desviar la atención del asunto principal en un debate. La expresión proviene, según parece, de la tradicional caza del zorro británica (el arenque rojo es el ardid para llevar al zorro por una pista equivocada).

[kermit]

DUE (ESPERADO O PREDECIBLE)

   Aquella proyección le había resultado, en un principio, de su agrado. Pero apenas habían pasado unos segundos cuando se dio cuenta de su error. La historia de siempre, bien animada pero igualmente predecible. Chica conoce a chico y se enamoran y son felices. Pues vaya. Eso no le servía para nada. Lo que realmente quería era una historia diferente. No se atrevía a definir exactamente esa diferencia pero estaba ya cansada de la eterna y simplista visión del mundo. En la realidad nada era tan sencillo.  Ya podías tropezar las veces que quisieras con una persona que no por eso iba a caer rendida a tus pies. Y lo decía por propia experiencia, que ya había intentado esa técnica varias veces, sin éxito, todo sea dicho, con aquel chico que tanto le gustaba.

   Le había espiado y se había enterado de cuál era su rutina diaria. Sabía que al muchacho le gustaba sentarse en el parque a leer, a la sombra de los altos eucaliptos, junto a aquella horrible estatua de una de esas diosas que sólo conocía el escultor y sus parientes más cercanos pero que era toda una tradición en los jardines de la zona. Allí se pasaba cerca de una hora mientras su perro olisqueaba a su alrededor. (Sí, también tenía perro pero no era tan simpático como el del vídeo sino    que era de ese tipo de razas que parecen ratas peladas y que no dejan de ladrar a todo lo que se mueve a su alrededor). Era un auténtico tostón. Me exasperaba.  Incluso tenía pensado ya el plan para deshacerme de aquel maldito perro. Pero nunca tuve oportunidad.  Yo aún no lo sabía, claro. Por eso insistía.

   Y, para ser honesta, yo tampoco es que me pareciera en nada a la cimbreante muchacha del vídeo. Nada de ballet ni de cuerpo estilizado. Nada de bailar de forma  rítmica y sincopada.... Yo era torpe. No sabía bailar. Ni era capaz de mantener el menor equilibrio para ofrecer una postura mínimamente estética y elegante. Mi trabajo era de lo más vulgar y mecánico. Todo el rato metida en una cadena de montaje donde debía comprobar que los tornillos del mecanismo estuvieran bien sujetos. Y así durante más de cinco horas seguidas. Ni yo misma entendía cómo podía seguir allí y no me había buscado  otra cosa mejor. Es como una forma lenta de suicidio cerebral. Al principio debes estar atenta para no perder el ritmo pero una vez habituada, ya no había mayor actividad que realizar. Mis neuronas ya ni siquiera se presentaban en su puesto de trabajo, no eran necesarias. La rutina y el automatismo lo inundaban todo.

   Una tarde de verano cuando salí del trabajo y puesto que no tenía muchas ganas de volver a mi apartamento, decidí darme un paseo por aquel parque. Nunca tuve claro por qué se me ocurrió aquello en ese momento ya que, en realidad aquel parque estaba a más de un kilómetro de mi casa y tenía que dar un rodeo tremendo para llegar hasta allí pero, lo cierto es que cuando me quise dar cuenta me encontraba ya a las puertas de esos jardines que se mostraban tristemente amarronados debido a la tradicional  sequía estival. Apenas se adivinaban algunos brotes verdes cercanos a la boca de riego y las fuentes de las que, si había suerte, se podía obtener un delgado chorro intermitente de un líquido de temperatura imprecisa que apenas saciaba la sequedad del caminante.

   Cansada como me encontraba encaminé mis pasos, posiblemente acostumbrados ya a semejante recorrido,  hacia la estatua de la diosa y su banco a la sombra. No me percaté de que estaba ya ocupado por una pareja hasta que casi les pisé los pies y con un "perdón" apresurado les dejé hacer en soledad. Me alejé de allí un tanto confusa sin saber la causa de tal turbación y me senté en el primer banco que encontré libre. Allí permanecí durante unos minutos mientras contemplaba las escenas que se ofrecían a mis ojos: Madres correteando tras sus bebés empeñados en ir hacia donde no debían; perros ladrando y saltando alrededor de sus amas en busca de una caricia perdida o el lanzamiento de algún objeto; Parejas enlazadas por las manos o por la cintura ajenos al mundo que les rodeaba; una chiquillería un tanto bulliciosa proveniente de algún cumpleaños; Ancianos  paseando sus cuerpos cansados al sol de la tarde....

   En estas andaba cuando una de las parejas llamó mi atención. Venían   en dirección hacia donde yo estaba y hablaban en voz muy baja, apenas perceptible. Sonreían y mostraban abiertamente su alegría por compartir esos momentos juntos. Al pasar a mi lado me despertaron cierta envidia. Parecían tan compenetrados y tan inmersos en su propio mundo. Ay, si aquel chiquillo quisiera fijarse en ella de una vez. Todavía no había conseguido llegar a él. ¿El o ella? Se quedó mirando perpleja la escena. Durante todo ese tiempo no se había dado cuenta. No era ningún chico. Era una chica. Ahora que la tenía delante mientras su amigo la besaba y jugueteaba con ella pudo comprobar cuán equivocada había estado.

   ¿Qué había pasado? Con razón el chico no le hacía ni caso. Tenía novio y no se sentía atraída por las mujeres. ¿Cómo podía haberse equivocado en algo tan obvio? Lo cierto es que nunca había hablado con él/ella más que un par de ocasiones haciéndose la despistada como si se hubiera chocado de forma inesperada. La primera vez que lo/la vio estaba sentado en el banco leyendo. Le llamó la atención su extraña forma de vestir pero quién se preocupa por eso ahora. Y de eso hacía dos semanas. Sólo la/lo veía a hurtadillas en el parque. Vaya chasco. De pronto pareció como si todo el peso de su cuerpo se desplomara sobre ella. Se levantó tambaleante y dirigió sus pasos malhumorada hacia la salida trasera del parque sin darse cuenta de que había estado a punto de chocarse con alguien que provenía de aquella dirección .

"¿Te pasa algo?", escuchó a su espalda. Se giró a observar con cierta desgana,  a quien así le hablaba. De hecho a punto estuvo de hacerse la desentendida y no responder. Así que al levantar la vista  comprobó que era alguien remotamente familiar. Reconocía ese rostro aunque no podía ubicarlo. "¿Estás bien?" Insistió la voz.  No podía recordar su nombre aunque creía haber situado ya esa imagen con el espacio que le correspondía. Si, era él. Se encontraban ocasionalmente en la panadería que había debajo de su casa. Le entraron ciertos remordimientos al recordar cómo la última vez le había robado la vez con la excusa de que llevaba excesiva prisa y no llegaba a trabajar, cierto pero no exento de picardía. En realidad estaba harta de hacer cola y en cuanto pudo se coló para salir de allí apelando a la benevolencia de la persona que tenía delante.
   Parecía realmente preocupado y eso la conmovió. Se tragó su frustración y trató de mostrarse amable. "Un simple tropezón al levantarme que me ha desestabilizado". Le lanzó un "gracias" con escaso entusiasmo mientras se giraba para dirigirse hacia el sendero que conducía a la salida.Se quedó en medio del gesto puesto que escuchó cómo aquel extraño le estaba llamando por su nombre. ¿Cómo  podía saber su nombre? Fijó sus ojos en el chico, que la miraba con expresión divertida. Ah, claro, qué tonta. Todavía llevaba puesta la tarjeta que la identificaba en el trabajo. Abrió la boca para decirle lo obvio de su desconcierto pero en su lugar le preguntó que si quería acompañarla de vuelta a casa, por si acaso. Ni se lo podía creer.¿Qué estaba diciendo? Aunque, bien pensado, no estaría nada mal un poco de compañía para disipar ese humor tan extraño que le había dejado confusa e irritada. Ojalá aceptara, después de todo.

El chico la miraba, allí parado, como haciendo grandes esfuerzos para buscar la excusa perfecta que le sacara de aquel aprieto del que no encontraba manera de salir. Al final parece que cedió al intento y tuvo que asumir las consecuencias de su falta de imaginación. No se le había ocurrido nada convincente así que no se negó. Tal vez no fuera tan malo después de todo.

Por el camino señalizado como "salida" avanzaron dos sombras, no del todo en sintonía pero con el potencial necesario para fraguar una de tantas historias no contadas.

[kermit]

Con las imágenes ocupaba demasiado.....

[kermit]

Mil disculpas, catwoman...... En qué estaría yo pensando 

Subo tus imágenes, of course....... 

SPA Vilnius SANA on Vimeo

Algo falla....

[Herte]

   ChusCyL, disculpa, ¿sabes qué sucedió con el hilo de los libros y la lectura? Era genial
   ¿Abro otro? 
   Gracias y mil perdones

[ChusCyL]

Adelante, Herte, pasa sin llamar. Hasta donde tú quieras, en este hilo o en cualquier otro [sin disculpas ni perdones]

No sé a qué hilo te refieres. Nuestro jarama(r)go abrió "para el que le guste leer" y ahí sigue. ESo sí, si alguien no lo remedia, puede caerse definitivamente en la próxima limpieza del foro.

De todas formas, puedes abrir el hilo que creas necesario.

Un saludo, Herte 

[kermit]

Mira lo que he encontrado bicheando...........esto ya lo miramos??
Puede ser interesante.... A ver qué encuentras tú.....

http://www.kalandraka.com/fileadmin/images/books/dossiers/Letras-en-los-cordones-C_01.pdf

                 

[ChusCyL]

Busco las letras, ranitú... no las encuentro en los cordones 


Me topé con cuervos. Cuentan que su origen no era tan negro, pero una [simple] pregunta provocó una catástrofe.

CUANDO LOS CUERVOS ERAN MULTICOLORES









http://www.youtube.com/watch?v=ftfRvqr-GAg#ws