¡CUIDAMOS LA PÚBLICA!

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Esto es la LOMLOE...

Iniciado por godob, 26 Noviembre, 2022, 21:13:31 PM

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antonioalesmartinez

La nueva ley no se entiende porque es difícil de entender. No hay más. No hay guías, los inspectores no están formados, los expertos no se explican (porque no se explican), los cursillos de formación te repiten los párrafos de a ley como si fueses un analfabeto (¿creen que no sabemos leer?), y no hay un solo modelo-guía por asignatura. Es un absoluto cacao.

Además, la nueva ley no se entiende porque o bien se ha diseñado para que sea difícil de entender, empleando toda una batería de neojerga que, en el fondo, refiere a conceptos empleados en el pasado con otra nomenclatura, o bien se ha redactado de forma absolutamente incompetente. O maldad o incompetencia, no hay alternativa.

La defensa de la ley se basa, únicamente, en afrontar su futuro fracaso en el rechazo del profesorado a la nueva ley.  Quien crea que puede imponer una ley educativa y hacerla funcionar sin recursos, sin legislación complementaria, sin modelos, sin guías, sin guías claras, sin inspectores formados y sin convencer al profesorado es  incompetente. Es imposible. Y son hechos también estudiados. El profesorado responde bien a cambios que se produzcan o provengan horizontalmente, del propio profesorado, y mal a cambios impuestos verticalmente. Y no es en España, es en todo el mundo. Los estudios al respecto son claros, por ejemplo Hargreaves (2004). Imponer sin convencer es un suicidio previsible, y es de incompetentes no preverlo. De hecho es, precisamente, hacer lo mismo que siempre, imponer una ley sin contar con el profesorado, y esperar un resultado diferente.

Pero se impone de arriba, se dice que el profesorado tiene que apechugar y que si no le gusta la ley es porque son unos vagos, inútiles y carcas (debe ser el nuevo estilo pedagógico de la nueva ley) y que esto viene de Europa, que es el futuro. Para empezar el sistema competencial no es el futuro, sino el pasado, es un sistema que se remonta a modelos anglosajones de hace medio siglo, que se dice pronto; para seguir el modelo competencial nunca desechó los contenidos y un comentario de texto es un ejemplo de ejercicio competencial aquí, ahora, y hace medio siglo; y para seguir, una cosa es seguir un modelo competencial y otra intentar hacernos creer que este es el único modelo competencial posible.

Y, si de verdad alguien cree que este modelo da libertad de cátedra es que no ha bajado al barro a enfangarse con él. Es un modelo absolutamente encorsetado que te lleva de tabla en tabla, de criterios en criterio y de saber en saber, sin necesidad siquiera de saber muy bien qué es lo que haces, pero eso sí cuadrándolos todos tal y como establece la normativa vigente.
Y me da igual si es culpa del gobierno central, de Andalucía o de la madre que parió a Penete. El hecho es que programar este curso es hacer un encaje de bolillos en el que no solo tu libertad de cátedra queda cercenada sino que la propia preparación de las clases y de los materiales que emplear en las mismas se ve claramente perjudicada al tener que dedicar tiempo a las toneladas de burocracia que genera. To-ne-la-das. El nivel de papel que genera llega a absurdos inenarrables. Y al inspector de turno lo que hagas en clase se la pela, lo que le importa es que le ponga un papel en el que le expliques que tus SA están asociadas a estos criterios y estos saberes y estas competencias especificas y claves, en unas tablas mega chupi guay, pero que no mejoran ni la educación del alumnado, ni del profesorado y que, desde luego, dificultan el proceso de comprensión de familias y alumnado sobre cómo se evalúan. 

Por otro lado, se dice mucho que el anterior modelo no funcionaba... ¿Y dónde se ha demostrado que este modelo funcione? Digo más, el enfoque competencial, sobre el papel, ya estaba reflejado en la anterior ley. Sobre el papel ya tenías competencias básicas. Si alguien me demuestra que la LOMCE mejoró la educación con respecto a modelos anteriores no competenciales se lo compro.

RM

Yo solía decir,cuando estaba en activo,q las sucesivas leyes del PP y PSOE  convirtieron los centros en gestorías pedagógicas y en las gestorías lo importante son los papeles.


ameru

Y hace gracia que se diga que el anterior modelo no funcionaba sin ningún estudio que lo avale, porque eso es lo más incompetente de todo, cambiar por cambiar sin evaluar qué ha funcionado, para mantenerlo y qué ha fallado para cambiarlo. En resumen: la comunidad educativa sufriendo las consecuencias de la incompetencia de los gobernantes, porque ni siquiera son capaces de hacer una ley educativa que escape a deseos políticos, ni de hacer cumplir y dotar de medios lo que se va aprobando en cada legislatura de distinto color, independientemente de las directrices que vengan de Europa.

maayma

Raquel González FernándezSomos profesores: queremos enseñar
Raquel González Fernández  ·
2 d
  ·
PRIMERA ACCIÓN
Soy profesora de Lengua y Literatura desde hace 23 años. Cuando empecé a trabajar me resultó traumático comprobar el bajo nivel de mis alumnos de ESO. ¿Cómo era posible que el sistema se hubiera degradado tanto en tan poco tiempo? ¿Qué había pasado en esos cinco años desde que tuve que superar el COU y enfrentarme a la Selectividad? ¿Cómo una ley educativa podía hacer tanto daño en tan poco tiempo? Pensaba entonces, con la inocencia de la juventud, que el desastre duraría poco, que era inevitable que la sociedad se rebelase y exigiese que ese engedro llamado LOGSE se borrara del mapa, que tarde o temprano volvería a imperar el sentido común.
Hoy, más de dos décadas después, he aprendido que tras cada nuevo desastre educativo en forma de ley es mejor no decir "ya no podemos empeorar más", porque parece que políticos y pedagogós se lo toman como un reto. Me los imagino en sus despachos, bien alejados de las aulas, gritándose los unos a los otros: "¡Ánimo, compañeros!, ¡sí se puede!, después de las competencias básicas, las competencias clave y los estándares de aprendizaje... ¡no hay huevos de colarles las situaciones de aprendizaje!". Todos ahí, satisfechos, apoltronados, entronizados como expertos, intocables, vendedores de humo viviendo de la nada mientras destruyen el futuro de nuestra sociedad.
Hoy, miro los apuntes y los exámenes de mis primeros alumnos de Bachillerato y me dan ganas de llorar, consciente de que los de ahora no sabrían ni por dónde meterles mano. Es más, estoy segura de que si les diera esos apuntes a mis alumnos, en menos de un trimestre tendría a los padres protestando, a los mozos llorando y al inspector en la puerta del aula con amenaza de sanción directa, por profesauria, por decimonónica y por educarca.
Hoy, veo cómo los alumnos llegan a la ESO cada vez más infantiles, más dependientes, más ignorantes, más débiles (ayer me comentaba una madre que su hijo no iba a poder hacer el examen la semana que viene porque ella no iba a estar en casa y el nene, de quince años, no sabe estudiar solo, el pobre) y terminan su paso por la enseñanza obligatoria prácticamente igual, con un título regalado y sin saber hacer la o con un canuto. Y ahora la nueva ley viene a destruir el único reducto que nos quedaba, el Bachillerato, a donde llegaban "los supervivientes de la ESO", los que todavía tenían ganas de estudiar, de aprender. Otro título que se va a regalar, muy útil para decorar el salón o para envolver chorizos, pero para nada más. Fuera barreras, fuera obstáculos, fuera cualquier reto a superar. No se nos traumaticen los muchachos. Todos con sobresaliente por decreto.
Y creo que ya no podemos callar más. Ya es hora de que los que aún queremos enseñar, los que todavía, cuando cerramos la puerta de nuestra aula dejamos fuera leyes absurdas, pseudociencias pepsicológicas, chorradas pedabóbicas e innovaciones futuristas de hace cien años, hablemos claro y sin complejos. Sin miedo. Sin vergüenza. Y gritemos de una vez que el emperador va desnudo, que la LOMLOE no es más que un batiburrillo incomprensible de neolengua absurda, que es inaplicable, que es la puntilla a la educación pública y que si se implanta va a condenar a las nuevas generaciones, sobre todo a los más desfavorecidos, a la ignorancia y a la manipulación. Igual ese es el fin último, una sociedad de analfabetos con voto, pero, desde luego, no lo conseguirán ni con mi colaboración ni con mi silencio.


pressfield

Bravo has definido a la perfección lo que la mayoria de los docentes pensamos de este bodrio de ley educativa. No se puede decir más claro. Enhorabuena, suscribo todo lo que has comentado.
Saludos.

godob

Cita de: maayma en 03 Diciembre, 2022, 12:07:50 PM
Raquel González FernándezSomos profesores: queremos enseñar
Raquel González Fernández  ·
2 d
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PRIMERA ACCIÓN
Soy profesora de Lengua y Literatura desde hace 23 años. Cuando empecé a trabajar me resultó traumático comprobar el bajo nivel de mis alumnos de ESO. ¿Cómo era posible que el sistema se hubiera degradado tanto en tan poco tiempo? ¿Qué había pasado en esos cinco años desde que tuve que superar el COU y enfrentarme a la Selectividad? ¿Cómo una ley educativa podía hacer tanto daño en tan poco tiempo? Pensaba entonces, con la inocencia de la juventud, que el desastre duraría poco, que era inevitable que la sociedad se rebelase y exigiese que ese engedro llamado LOGSE se borrara del mapa, que tarde o temprano volvería a imperar el sentido común.
Hoy, más de dos décadas después, he aprendido que tras cada nuevo desastre educativo en forma de ley es mejor no decir "ya no podemos empeorar más", porque parece que políticos y pedagogós se lo toman como un reto. Me los imagino en sus despachos, bien alejados de las aulas, gritándose los unos a los otros: "¡Ánimo, compañeros!, ¡sí se puede!, después de las competencias básicas, las competencias clave y los estándares de aprendizaje... ¡no hay huevos de colarles las situaciones de aprendizaje!". Todos ahí, satisfechos, apoltronados, entronizados como expertos, intocables, vendedores de humo viviendo de la nada mientras destruyen el futuro de nuestra sociedad.
Hoy, miro los apuntes y los exámenes de mis primeros alumnos de Bachillerato y me dan ganas de llorar, consciente de que los de ahora no sabrían ni por dónde meterles mano. Es más, estoy segura de que si les diera esos apuntes a mis alumnos, en menos de un trimestre tendría a los padres protestando, a los mozos llorando y al inspector en la puerta del aula con amenaza de sanción directa, por profesauria, por decimonónica y por educarca.
Hoy, veo cómo los alumnos llegan a la ESO cada vez más infantiles, más dependientes, más ignorantes, más débiles (ayer me comentaba una madre que su hijo no iba a poder hacer el examen la semana que viene porque ella no iba a estar en casa y el nene, de quince años, no sabe estudiar solo, el pobre) y terminan su paso por la enseñanza obligatoria prácticamente igual, con un título regalado y sin saber hacer la o con un canuto. Y ahora la nueva ley viene a destruir el único reducto que nos quedaba, el Bachillerato, a donde llegaban "los supervivientes de la ESO", los que todavía tenían ganas de estudiar, de aprender. Otro título que se va a regalar, muy útil para decorar el salón o para envolver chorizos, pero para nada más. Fuera barreras, fuera obstáculos, fuera cualquier reto a superar. No se nos traumaticen los muchachos. Todos con sobresaliente por decreto.
Y creo que ya no podemos callar más. Ya es hora de que los que aún queremos enseñar, los que todavía, cuando cerramos la puerta de nuestra aula dejamos fuera leyes absurdas, pseudociencias pepsicológicas, chorradas pedabóbicas e innovaciones futuristas de hace cien años, hablemos claro y sin complejos. Sin miedo. Sin vergüenza. Y gritemos de una vez que el emperador va desnudo, que la LOMLOE no es más que un batiburrillo incomprensible de neolengua absurda, que es inaplicable, que es la puntilla a la educación pública y que si se implanta va a condenar a las nuevas generaciones, sobre todo a los más desfavorecidos, a la ignorancia y a la manipulación. Igual ese es el fin último, una sociedad de analfabetos con voto, pero, desde luego, no lo conseguirán ni con mi colaboración ni con mi silencio.
Bravo!

inmota

Cita de: godob en 03 Diciembre, 2022, 19:20:30 PM
Cita de: maayma en 03 Diciembre, 2022, 12:07:50 PM
Raquel González FernándezSomos profesores: queremos enseñar
Raquel González Fernández  ·
2 d
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PRIMERA ACCIÓN
Soy profesora de Lengua y Literatura desde hace 23 años. Cuando empecé a trabajar me resultó traumático comprobar el bajo nivel de mis alumnos de ESO. ¿Cómo era posible que el sistema se hubiera degradado tanto en tan poco tiempo? ¿Qué había pasado en esos cinco años desde que tuve que superar el COU y enfrentarme a la Selectividad? ¿Cómo una ley educativa podía hacer tanto daño en tan poco tiempo? Pensaba entonces, con la inocencia de la juventud, que el desastre duraría poco, que era inevitable que la sociedad se rebelase y exigiese que ese engedro llamado LOGSE se borrara del mapa, que tarde o temprano volvería a imperar el sentido común.
Hoy, más de dos décadas después, he aprendido que tras cada nuevo desastre educativo en forma de ley es mejor no decir "ya no podemos empeorar más", porque parece que políticos y pedagogós se lo toman como un reto. Me los imagino en sus despachos, bien alejados de las aulas, gritándose los unos a los otros: "¡Ánimo, compañeros!, ¡sí se puede!, después de las competencias básicas, las competencias clave y los estándares de aprendizaje... ¡no hay huevos de colarles las situaciones de aprendizaje!". Todos ahí, satisfechos, apoltronados, entronizados como expertos, intocables, vendedores de humo viviendo de la nada mientras destruyen el futuro de nuestra sociedad.
Hoy, miro los apuntes y los exámenes de mis primeros alumnos de Bachillerato y me dan ganas de llorar, consciente de que los de ahora no sabrían ni por dónde meterles mano. Es más, estoy segura de que si les diera esos apuntes a mis alumnos, en menos de un trimestre tendría a los padres protestando, a los mozos llorando y al inspector en la puerta del aula con amenaza de sanción directa, por profesauria, por decimonónica y por educarca.
Hoy, veo cómo los alumnos llegan a la ESO cada vez más infantiles, más dependientes, más ignorantes, más débiles (ayer me comentaba una madre que su hijo no iba a poder hacer el examen la semana que viene porque ella no iba a estar en casa y el nene, de quince años, no sabe estudiar solo, el pobre) y terminan su paso por la enseñanza obligatoria prácticamente igual, con un título regalado y sin saber hacer la o con un canuto. Y ahora la nueva ley viene a destruir el único reducto que nos quedaba, el Bachillerato, a donde llegaban "los supervivientes de la ESO", los que todavía tenían ganas de estudiar, de aprender. Otro título que se va a regalar, muy útil para decorar el salón o para envolver chorizos, pero para nada más. Fuera barreras, fuera obstáculos, fuera cualquier reto a superar. No se nos traumaticen los muchachos. Todos con sobresaliente por decreto.
Y creo que ya no podemos callar más. Ya es hora de que los que aún queremos enseñar, los que todavía, cuando cerramos la puerta de nuestra aula dejamos fuera leyes absurdas, pseudociencias pepsicológicas, chorradas pedabóbicas e innovaciones futuristas de hace cien años, hablemos claro y sin complejos. Sin miedo. Sin vergüenza. Y gritemos de una vez que el emperador va desnudo, que la LOMLOE no es más que un batiburrillo incomprensible de neolengua absurda, que es inaplicable, que es la puntilla a la educación pública y que si se implanta va a condenar a las nuevas generaciones, sobre todo a los más desfavorecidos, a la ignorancia y a la manipulación. Igual ese es el fin último, una sociedad de analfabetos con voto, pero, desde luego, no lo conseguirán ni con mi colaboración ni con mi silencio.
Bravo!


¡Ole tú!. Muy bien explicado. Eso es lo que están haciendo con la sociedad, crear analfabetos.

malogu

Cita de: maayma en 03 Diciembre, 2022, 12:07:50 PM
Raquel González FernándezSomos profesores: queremos enseñar
Raquel González Fernández  ·
2 d
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PRIMERA ACCIÓN
Soy profesora de Lengua y Literatura desde hace 23 años. Cuando empecé a trabajar me resultó traumático comprobar el bajo nivel de mis alumnos de ESO. ¿Cómo era posible que el sistema se hubiera degradado tanto en tan poco tiempo? ¿Qué había pasado en esos cinco años desde que tuve que superar el COU y enfrentarme a la Selectividad? ¿Cómo una ley educativa podía hacer tanto daño en tan poco tiempo? Pensaba entonces, con la inocencia de la juventud, que el desastre duraría poco, que era inevitable que la sociedad se rebelase y exigiese que ese engedro llamado LOGSE se borrara del mapa, que tarde o temprano volvería a imperar el sentido común.
Hoy, más de dos décadas después, he aprendido que tras cada nuevo desastre educativo en forma de ley es mejor no decir "ya no podemos empeorar más", porque parece que políticos y pedagogós se lo toman como un reto. Me los imagino en sus despachos, bien alejados de las aulas, gritándose los unos a los otros: "¡Ánimo, compañeros!, ¡sí se puede!, después de las competencias básicas, las competencias clave y los estándares de aprendizaje... ¡no hay huevos de colarles las situaciones de aprendizaje!". Todos ahí, satisfechos, apoltronados, entronizados como expertos, intocables, vendedores de humo viviendo de la nada mientras destruyen el futuro de nuestra sociedad.
Hoy, miro los apuntes y los exámenes de mis primeros alumnos de Bachillerato y me dan ganas de llorar, consciente de que los de ahora no sabrían ni por dónde meterles mano. Es más, estoy segura de que si les diera esos apuntes a mis alumnos, en menos de un trimestre tendría a los padres protestando, a los mozos llorando y al inspector en la puerta del aula con amenaza de sanción directa, por profesauria, por decimonónica y por educarca.
Hoy, veo cómo los alumnos llegan a la ESO cada vez más infantiles, más dependientes, más ignorantes, más débiles (ayer me comentaba una madre que su hijo no iba a poder hacer el examen la semana que viene porque ella no iba a estar en casa y el nene, de quince años, no sabe estudiar solo, el pobre) y terminan su paso por la enseñanza obligatoria prácticamente igual, con un título regalado y sin saber hacer la o con un canuto. Y ahora la nueva ley viene a destruir el único reducto que nos quedaba, el Bachillerato, a donde llegaban "los supervivientes de la ESO", los que todavía tenían ganas de estudiar, de aprender. Otro título que se va a regalar, muy útil para decorar el salón o para envolver chorizos, pero para nada más. Fuera barreras, fuera obstáculos, fuera cualquier reto a superar. No se nos traumaticen los muchachos. Todos con sobresaliente por decreto.
Y creo que ya no podemos callar más. Ya es hora de que los que aún queremos enseñar, los que todavía, cuando cerramos la puerta de nuestra aula dejamos fuera leyes absurdas, pseudociencias pepsicológicas, chorradas pedabóbicas e innovaciones futuristas de hace cien años, hablemos claro y sin complejos. Sin miedo. Sin vergüenza. Y gritemos de una vez que el emperador va desnudo, que la LOMLOE no es más que un batiburrillo incomprensible de neolengua absurda, que es inaplicable, que es la puntilla a la educación pública y que si se implanta va a condenar a las nuevas generaciones, sobre todo a los más desfavorecidos, a la ignorancia y a la manipulación. Igual ese es el fin último, una sociedad de analfabetos con voto, pero, desde luego, no lo conseguirán ni con mi colaboración ni con mi silencio.
De acuerso en todo contigo, menos zarandajas de situaciones, competencias y estándares y más aprender lo enseñado, que es lo que viene en los libros.
No puede ser que se quieran que se elimine la calificación numérica (del 1 al 10), por los terminos Insuficiente (IN) para las calificaciones negativas, Suficiente (SU), Bien (BI), Notable (NT) y Sobresaliente (SB) para las calificaciones positivas.
Eso es, para los aprobados 4 tipos de calificaciones y para los suspensos 1, cuando no es lo mismo suspender con un 4.5 que con un 0 patatero.


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