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Hacer las programaciones del departamento

Iniciado por FAROGA, 24 Octubre, 2016, 18:50:34 PM

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yelmo

Hace ya unos años, estando yo como funcionario en prácticas junto a otros, un compañero solicitó al inspector de turno ayuda para realizar la correspondiente programación de sus sesiones (la susodicha programación de aula).
La respuesta de aquel fue entregarle un documento de 7 páginas como modelo (para cada sesión). ¿Os imagináis confeccionando 20 documentos de esos por semana? (20 clases por 7, 140 páginas semanales).
Creo que es fácilmente deducible el caso que le hicimos a ese inspector que creía/creerá que una clase es como una conferencia.

Afortunadamente en otras ocasiones me he encontrado con otros inspectores más sensatos, que se limitaban a exigir lo que dice la normativa que programásemos (como función nuestra que es, pero sin exigir concreciones que no se explicitan en la propia normativa).

Y cualquiera que quiera hacer una buena programación, como algunas que se presentan a las oposiciones, sabrá que no se hacen en el tiempo que nos dan para hacerlas. (Tengo compañeros que dan hasta cinco materias distintas y añadamos a esto la atención a la diversidad).

Así que supongo yo que cada uno hará las programaciones que le correspondan, lo mejor que pueda, de acuerdo a sus circunstancias. Y teniendo en cuenta las horas por las que le pagan. (Hay quien echa más horas, porque quiere; y quien echa las justas, porque está en su derecho).

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jmcala

Pues sí, Yelmo.

Es que hemos llegado a un nivel que raya lo absurdo. De manera que un servicio jurídico dice que hay que hacer algo que no viene en ningún lado que hay que hacer. Un inspector se supone que hace un requerimiento (que se hace por escrito y basado en la normativa) de algo que no viene en la normativa. Y todavía nos preguntamos que si hay que hacerlo o no, cuando no hay ni una hora dedicada a esa tarea en nuestro horario de trabajo.

Hablo por mí. Me pagan por enseñar. Me pagan por pensar. Me pagan por educar. Y nada de eso se pone por escrito.

El resto de papelotes, esos que quieren ciertos inspectores para poder decir que han hecho algo, no los hago porque no me sirven para el desempeño de mi trabajo y porque, y es lo más significativo, nadie me ha dado por escrito qué tengo que dejar de hacer para ponerme a hacer esas gilipolleces. El día que algún iluminado me dé por escrito que deje de aplicar metodologías innovadoras, que deje de crear materiales, que deje de atender las aulas virtuales... Ese día, me iré a un juzgado para que sea alguien ajeno al sistema educativo el que decida si es de justicia lo que se me pide.

O cambian la ley y ponen claro que el trabajo de un docente es hacer papeles y las tonterías que le pida el último lerdo, o no hay manera de obligarme a ello. Tengo 30 horas de trabajo semanales perfectamente definidas en qué consisten y otras cinco, (según la condesa andaluza) para hacer tareas PROPIAS de labor docente que, insisto, no es rellenar papeles.


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