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Abdicación del Rey

Iniciado por Funny, 02 Junio, 2014, 11:10:41 AM

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RM

Me refería a grupos con cierto seguimiento popular.Ya sé que por haber hay grupos de todo signo totalmente minoritarios.

No veo yo muy nacionalistas a los andaluces.El único partido andalucista que ha tenido cierta importancia(PA) ha sido castigado sin votos en multitud de ocasiones.Es una muestra del grado de andalucismo.

Y el andalucismo autonomista que ahora tenemos salió más de los partidos desde arriba que del pueblo andaluz por abajo.



RM

Hoy sábado en la Sexta noche  entrevista a Julio Anguita y debate sobre la abdicación.

RM

Yo sí viví y fui a dichas manifestaciones.Estuvieron convocadas por los partidos desde arriba,pero no fue un sentimiento popular masivo de abajo,aunque fueron seguidas considerablemente.



saryvd

Cita de: Bolchevika en 06 Junio, 2014, 22:54:56 PM
Cita de: RM en 05 Junio, 2014, 21:22:26 PM
Lo que sucedió en la segunda república no tendría nada que ver con lo que sucedería en una hipotética tercera república ya que los tiempos,la situación y los partidos han cambiado enormemente.

Lo de República Andaluza,cada uno es libre de pedir lo que estime oportuno y más en este foro,pero aparte de Monfi nunca he leído actualmente que grupo alguno lo pida.

En el primer párrafo estoy 100% de acuerdo contigo.

En lo segundo, hay varios grupos independentistas andaluces: el SAT, Andalucía Comunista, Jaleo!!! y seguro que me dejo alguna organización más.
Sobre lo segundo, me importa poco el nacionalismo subvencionado.

Sobre lo primero, tengo la opinión contraria, a mucha honra.
En este momento y en estas circunstancias es cuando más se anudaría la tercera con la segunda. ¿O qué piden en la calle con la tricolor, la República de De Gaulle?

saryvd

Cita de: Bolchevika en 07 Junio, 2014, 19:07:30 PM
Cita de: RM en 07 Junio, 2014, 15:54:22 PM
Me refería a grupos con cierto seguimiento popular.Ya sé que por haber hay grupos de todo signo totalmente minoritarios.

No veo yo muy nacionalistas a los andaluces.El único partido andalucista que ha tenido cierta importancia(PA) ha sido castigado sin votos en multitud de ocasiones.Es una muestra del grado de andalucismo.

Y el andalucismo autonomista que ahora tenemos salió más de los partidos desde arriba que del pueblo andaluz por abajo.

Ah, vale, entendí que no habías oído hablar del independentismo andaluz excepto al forero Monfi. Sí, son minoritarios, aunque yo pienso que ahora están en auge debido a la crisis política que atraviesa España. Muchos piensan que la solución pasa por dar el derecho de autodeterminación a las naciones que están dentro del estado español, y aunque personalmente creo que Andalucía no cumple las características de nación, comprendo los planteamientos y creo que si la mayoría de la población andaluza quisiera una República Andaluza, se debería hacer un referéndum, como en Cataluña. Pero actualmente es minoría, sí.

En cuanto al andalucismo autonomista, creo que el pueblo también lo quería. Yo era muy pequeña entonces, no sé mucho del tema, pero tengo entendido que hubo manifestaciones y revueltas, incluso muertos.
Aclárate para que nos aclaremos por qué hay tanta nación irredenta por ahí. Quizá lleguemos a la conclusión de que España no es una nación, a menos que se la trocee.
Del osario de palabras vacías que circulan, una de las que más me divierte es esa de autodeterminación. Cacofonía y ruido a un tiempo para un término (mal) acuñado por las sabandijas de la ONU en sus tejemanejes de la descolonización.
Los padrastros de la patria se inventaron el término nacionalidades para dejarle el muerto al Tribunal Constitucional, españolísimo homenaje al que venga detrás, que arree. Algo evidente, que ya denunciara Cela, entre otros, en un artículo de la época; pero el burro llevaba las orejeras del apremio para consensuar(contra la nación, claro) la puñetera Constitución y su descerebrado Título VIII.
Pon atención: ni autonomismo, ni revueltas, ni muertos. Sólo fue una asquerosa componenda para pactar con la cochambre nacionalista vasca y catalana, a la que bautizaron como café para todos ( Clavero Arévalo); imposición desastrosa del recuelo para el resto, pero con abundante vaselina.

respublica



Aníbal Malvar



Apéname sobremanera que nuestro futuro rey, Felipe VI, no mantenga la tradición borbónica de jurar, en su proclamación como rey, los Principios del Movimiento Nacional, como hace 39 años hizo su padre (ver vídeo). Un estamento tan garantístico (perdón por la horterez, pero me pone)... Decía que un estamento tan garantístico de nuestra libertad como la monarquía no debería de cambiarnos las tradiciones así tan rápido, cada 40 años, porque es que nos revoluciona y nos despista en un muy corto periodo de tiempo. Estos principios de 1958, jurados por Juan Carlos en 1975, arrancan así, bello prólogo: "Yo, Francisco Franco Bahamonde, caudillo de España, consciente de mi responsabilidad ante Dios y ante la Historia, en presencia de las Cortes del Reino, promulgo como principios del Movimiento Nacional,  entendido como comunión de los españoles en los ideales que dieron vida a la Cruzada, los siguientes: (...) El principio II declara el acatamiento de la Nación española a la Ley de Dios formulada por la Iglesia Católica, cuya doctrina inseparable de la conciencia nacional, inspirará las leyes. (...) El principio VII instaura la Monarquía como forma política, con las notas de la tradición católica, social y representativa". Esto es lo que juró nuestro democrático rey Juan Carlos, y lo que ahora se niega a jurar este advenedizo del Felipe.

Cáusame estupor, por tanto, que no haya una misa de la coronación, coreografiada por la Casa Real y nuestra curia, para que Felipe VI declare el acatamiento de la Nación española a la Ley de Dios formulada por la iglesia católica, que no otra cosa es lo que anhelamos los españoles. O sea, que no se va a dar misa. Y que no hay acatamiento. Dios y Franco nos cojan confesados.

hitlerA mí una coronación sin misa no me da demasiada legitimidad, así que lo mismo mañana me vuelvo republicano. Que no os extrañe. Franco no lo sospechaba, pero esto de la monarquía nos está llevando, a pasos agigantados, al precipicio de la modernidad.  Qué digo modernidad. Nos está abocando a ese otro peligro aun mayor llamado contemporaneidad.

En España, ideológicamente, nunca ha habido nada peor que ser contemporáneo. El contemporáneo es un parásito del presente que no cree en milagros ni en cruzadas ni en quemar brujas ni libros ni cree en nada. El contemporáneo es un snob que no pega a su mujer ni hace entrar a su hijo la letra con sangre. El contemporáneo es un ignaro que no sabe escribir la Historia de España, porque la Historia de España siempre se escribe hacia atrás, y para escribir hacia atrás son necesarios el docto don del analfabetismo, la ignorancia, la superstición y el consejo de un cura.

Cuando me enteré de que Felipe VI iba a tener su coronación sin misa, mi camello me tuvo que dar las sales. Ay, que deflación muscular, me dije mientras caía inconsciente sobre el reclinatorio. España está cambiando, y para mal. Yo creo que si Felipe VI se corona sin misa y sin jurar los Principios del Movimiento Nacional, lo mismo la gente se acaba inventando que Letizia es divorciada y abortista. Que de muy mala lengua sí están dotados nuestros rojos.

Abandonar dogmas como los Principios del Movimiento o la religión católica, tal que está haciendo nuestro Felipe el Futuro, es como admitir las teorías heliocentristas de Galileo antes de que pasen cinco siglos. Una precipitación innecesaria. Viendo España, todo el mundo nos damos cuenta de que no es urgente ningún cambio. Está más que perfecta. No la toques más, que así es la rosa, decía Juan Ramón Jiménez.

rubalAunque cuente con las simpatías del partido, del socialista, del obrero y del español, Felipe VI no debería de coquetear con estas veleidades de no jurar los principios del Movimiento, pues de esta forma le podrán caer hostias desde la derecha, desde el centro y desde la izquierda. Son hostias por muchos lados.  Y uno, por muy rey que sea, solo tiene dos mejillas.

Además, si Felipe VI se coronara en misa, satisfaría a la mayoría absoluta del pueblo español. Porque todo el mundo sabe que Rubalcaba, Zapatero, Felipe González, la mano incorrupta alzada de Manuel Fraga, y otros millardos de progresistas españoles, asistirían con ecuménico entusiasmo a esa misa. Y al terminar el oficio dirían, cuando el cura lo mande, como ya la han dicho tantas veces, esa progresista y revolucionaria palabra que se pronuncia amén.

- Cuando todos piensan igual, ninguno está pensando -


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Alberto Garzón, diputado de IU, publica 'La Tercera República', un ensayo que va más allá de la defensa de un cambio de sistema de Estado

"El dilema es si seguimos en la vieja política, la de la corrupción, las redes clientelares y el caciquismo, frente a una nueva forma de entender las reglas del juego"





Aitor Riveiro


Alberto Garzón (Logroño, 1985) llega a la carrera a la cita. El diputado de IU lanzó su nuevo libro, 'La Tercera República' (Península), el martes, un día después de que el rey Juan Carlos I anunciara su abdicación. Desde entonces, los actos y entrevistas se han multiplicado. También la actividad política. Garzón saluda la renuncia del rey y la coincidencia, pero se apresura a explicar que las fechas estaban elegidas con mucha antelación.

¿Los sucesos de la última semana confirman la pertinencia del libro?

Es una casualidad, terminé de escribirlo en navidades. Pero entraba dentro de las probabilidades, porque tarde o temprano iba a ocurrir. La abdicación manifiesta que existía un fenómeno político de fondo que ha sido disparado por los resultados de las elecciones europeas, que dieron un resultado de severo castigo al bipartidismo, que ha sido siempre un pilar fundamental de la monarquía y del sistema político del 78. Este sistema está en quiebra, está erosionado, y es lo que ha precipitado la decisión del rey. Ahora se abre un escenario de posibilidades, entre ellas la república.

En el ensayo diferencia entre la república como forma de Estado y el republicanismo como sistema político-social. ¿Cuáles son esas diferencias?

La república es una forma de Estado que se caracterizaría por el procedimiento para elegir al jefe del Estado: en una monarquía se hereda y en la república hay una decisión democrática.

La tradición política republicana va mucho más allá. Concibe la política como una forma de participación ciudadana sin limitar la democracia al voto cada cuatro años para que el resto del tiempo los ciudadanos sean un sujeto pasivo. En vez de entender la política de forma delectiva, en la que el ciudadano delega sus decisiones en representantes que son los que ostentan de forma efectiva la soberanía, defiende un planteamiento de mayor participación democrática donde el ciudadano sea un sujeto político activo durante todo el mandato.

Este planteamiento echa por la borda el mantra de que da igual república o monarquía ya que lo importante es que haya una democracia.

En el momento de la Transición no hubo un debate entre monarquía o república, sino entre dictadura y democracia; y la democracia venía en un pack con la monarquía incluida. Ahora hay que elegir entre una democracia limitada o construir una mucho más participativa, de máximos, que se enfoque hacia la república. Ese es el dilema: si seguimos en la vieja política, la de la corrupción, las redes clientelares y el caciquismo, frente a una nueva política con nuevas formas de entender las reglas del juego.

En este contexto, dice que la democracia española sería más formal que real. ¿España no es una democracia plena hoy en día?

Habría que definir primero qué es una democracia. Si atendemos a las cuestiones puramente procedimentales, al conjunto de reglas que permiten que unos partidos se presenten y los ciudadanos voten cada cierto tiempo de forma recurrente, en España hay una democracia. Aunque incluso desde este punto de vista es una democracia de mínimos, porque no permite la participación ciudadana sistemática.

Pero si atendemos a una visión de la democracia según la cual la democracia es también que la gente tenga vivienda, que tenga acceso a la sanidad, a la educación y que tenga empleo, hoy podemos constatar que no existe democracia. Si las decisiones se toman por parte de sujetos políticos que no son la mayoría de la población, como el BCE, o no podemos votar la Jefatura del Estado, en ese sentido no estamos en una democracia.

En 'La Tercera República' intenta refutar también la teoría del fin de la historia que se promovió tras la caída del Muro de Berlín y el fin de la lucha de bloques. ¿Cree que los acontecimientos últimos indican que ese fin de la historia no ha llegado todavía?

Se trata de constatar que la tesis del fin de la historia es errónea. La pelea, la lucha ideológica, sigue vigente. El modelo de sociedad sigue siendo una cuestión a discutir y debatir y el enfoque ideológico es muy notable. Hemos estado durante mucho tiempo dominados por el neoliberalismo, que es una forma de entender la propia civilización, y ahora se construyen alternativas sobre la base de ideologías como socialismo o comunismo y de democracia radical. Existe una opción de construir una sociedad alternativa. Hay una lucha ideológica que se efectúa en todos los niveles: desde el cotidiano hasta los medios de comunicación o el Parlamento. Son ideologías enfrentadas que han resituado el imaginario español: la forma de ver la política hoy es totalmente distinta a hace 30 años.

Recoge en el libro que tras el 15M mucha gente empezó a plantear preguntas que tienen que ver precisamente con los déficit de participación política. ¿Cree que hay un antes y un después del movimiento también en la reivindicación de una república en España?

Sí. La cultura de la Transición son las lentes a través de las cuales vemos la realidad política y social. Nos hablaba de consensos obtenidos entre las grandes élites, entre unas pocas personas elegidas por delegación que en determinados despachos y en determinados restaurantes cerraron los grandes pactos de Estado.

El 15M rompe con eso porque nos plantea la necesidad de mayor participación ciudadana y nos habla de nuevos mecanismos para hacerlo. Esa nueva cultura del 15M es la que impregna el ánimo republicano, la que recupera la tradición republicana de participación en contraposición a la tradición más liberal y de élites de la Transición. En este proceso, el republicanismo tiene una vigencia extraordinaria porque el 15M no es un proceso adanista, no es algo que no ha pasado antes, sino que recupera la tradición histórica republicana. Hay un hilo que conecta esa tradición republicana con el socialismo y el 15M.

En el ensayo también habla del fracaso de la socialdemocracia en su intento de reformar el capitalismo en los últimos tiempos. ¿Ese fracaso se ha visto reflejado en las últimas elecciones europeas?

Sí, pero no es una cuestión de fracaso político en el sentido de los partidos políticos que se dicen socialdemócratas, sino en el espacio teórico. La arquitectura de la UE ha sido diseñada de tal forma que obstaculiza, cuando no impide, la posibilidad de mantener unas políticas socialdemócratas. Cuando tienes un BCE que solo se preocupa por la inflación y es independiente, si tienes libertad de movimiento de capitales y competencia fiscal entre los países del euro, realmente las políticas socialdemócratas tienen poca cabida. En ese sentido vemos comportamientos políticos como el de [François] Hollande [presidente de Francia] o del SPD [partido socialdemócrata alemán], que acaban actuando como la derecha; o el comportamiento de Zapatero durante los dos últimos años de su Gobierno.

Ese es el problema de fondo: puede llegar al Gobierno un partido que se dice socialdemócrata pero no puede aplicar políticas socialdemócratas si el tablero de juego es el que actualmente tenemos.

¿Hace falta pedagogía política para que la gente que ve que la sociedad no funciona entienda por qué no funciona?

Hace falta mucha más pedagogía. El problema no es la existencia de la democracia, que es un diagnóstico que abre la puerta al fascismo. El problema es la ausencia de democracia, de mecanismos de participación de la ciudadanía. Y el problema no es la política, sino una determinada forma de ver la política. Necesitamos explicar a la gente que tenemos herramientas para transformar la sociedad y para impedir que una minoría se apropie de nuestro trabajo y de nuestro dinero, que es lo que en última instancia está ocurriendo.

Necesitamos pedagogía y formación para que las ideas que van a operar en nuestra contra no las interioricemos con facilidad. Los medios de comunicación emiten un mensaje muy concreto que te da una visión del mundo. Si uno no está atento puede absorber esa visión del mundo a pesar de que le esté moviendo hacia una acción política en contra de sus intereses como trabajador o usuario de la sanidad pública, por ejemplo.

El libro se cerró en navidades, pero ya en él se menciona que existe un proceso constituyente en marcha para una restauración borbónica. ¿En qué consiste este proceso?

Hay un proceso de transformación económica previsto para España que dirige la troika y que se llama reformas estructurales. Tiene como objetivo salvar al capitalismo de su propia crisis con un incremento de la explotación laboral y de la regresión social en términos de educación, sanidad y servicios públicos. Eso necesita un sostén político y se lo otorgan, sin lugar a dudas, el PP, el PSOE y la Casa Real; es decir, el sistema político del 78. A este proceso de intentar apuntalar el sistema, que está en crisis y pierde apoyos, se suma una estrategia que podríamos llamar de restauración borbónica que pasa por intentar mantener las bases del mismo proceso. Porque la troika no puede aplicar sus políticas si no hay un sostén político detrás.

La coronación de Felipe VI será el día 19 de junio. Da la sensación de que los tiempos se han acortado. ¿Las prisas son buenas para quienes reclaman un cambio?

Lo hacen muy rápido precisamente para evitar el desgaste de que las manifestaciones republicanas proliferen, el desgaste que supone que la gente se dé cuenta de que están apuntalando el sistema político. Nosotros somos partidarios de ir más despacio: que abdique el rey y que se abra una consulta al pueblo.

¿Una consulta de qué tipo?

Un referéndum no vinculante, que entra dentro de la ley, que nos permita a los ciudadanos optar entre república y monarquía. ¿Que sale monarquía? Desafortunadamente para nuestras coordenadas ideológicas, tendremos que seguir haciendo más pedagogía. ¿Que sale república? El pueblo ha hablado y el Gobierno tendrá que administrar un proceso constituyente para adaptar las normas jurídicas y la Constitución a la nueva realidad. Es un proceso de radicalización democrática que excluye las prisas.

No parece que el referéndum vaya a celebrarse. ¿Esto provocará que el debate político hasta las próximas municipales y autonómicas esté centrado en esta cuestión?

No creo que sea un elemento definitorio de las elecciones municipales, pero estará ahí. Si Felipe de Borbón va a ser definitivamente Felipe VI, el contexto social y económico en el que accede al trono va a hacer que sea Felipe VI el breve. Estamos ante una tesitura muy particular en la que todo esto es parte de apuntalar un proceso de transformación contra el que está la gente. Y creo que las siguientes elecciones manifestarán el declive del bipartidismo, lo que va a minar el sostén político de la propia monarquía y también del proceso de transformación económica dirigido por la troika.

¿Y qué iniciativas tomará IU en favor de esa ruptura hacia la república?

La república no es solo una forma de Estado, sino unos principios, unos valores y una nueva forma de entender la política. Hay que hacer pedagogía para explicar que monarquía es vieja política: monarquía es corrupción, es amiguismo y enchufismo. Casos hay de sobra para acreditarlo. Y república es una nueva política: es participación, es deliberación; una forma de involucrar a la ciudadanía en las actividades políticas. Esa será la tarea de IU.

En su día también se habló de Juan Carlos I, el breve, ¿qué errores cometieron los republicanos entonces para que no se cumpliera la premonición?

Es una circunstancia completamente distinta. En la Transición la monarquía iba en el pack que apostó por la democracia. Santiago Carrillo, como dirigente del PCE, lo aceptó en un contexto en el que ni siquiera pudo consultar a las bases porque no los podía ni reunir. Después llegó el pacto de silencio para no desvelar las actividades que está realizando el rey. La Casa Real no solo ha estado implicada en el caso Nóos, sino que ha torcido las instituciones del Estado, ha recurrido a la sanidad privada cuando la población sufre recortes en la pública, hemos visto los safaris para cazar elefantes, hemos visto que hace de intermediario comercial para las grandes empresas y se dice que recibe comisiones, el Gobierno no nos responde las preguntas... Son circunstancias que han visto la luz cuando se ha roto el pacto de silencio. Felipe llega en unas condiciones y contexto totalmente diferentes y no le va a ayudar en absoluto porque no cuenta con la legitimidad que tenía su padre para parte de la ciudadanía por la supuesta gestión del 23F, que tampoco podemos conocer porque los documentos están clasificados.

Hay personas que defienden que en la Transición no hubo un pacto, sino un chantaje sin alternativa.

Es que fue un proceso de transición, no de ruptura con el régimen anterior. Estuvo tutelado y dirigido por los militares y la monarquía. Recordemos que en las primeras elecciones al Senado, el rey eligió a 50 senadores a dedo. Fue un proceso tutelado por una monarquía que participaba ideológicamente de un derechismo muy claro. No hay una revolución. La izquierda hizo lo que pudo pero no logró romper el cordón umbilical con el franquismo. Ahora hablamos de otra cosa distinta: aprovechar las circunstancias, y que han pasado 40 años, para trasladarnos a un nuevo escenario político.

- Cuando todos piensan igual, ninguno está pensando -

saryvd

Cita de: Bolchevika en 09 Junio, 2014, 00:45:08 AM
Cita de: saryvd en 08 Junio, 2014, 15:35:39 PM
Cita de: Bolchevika en 07 Junio, 2014, 19:07:30 PM
Cita de: RM en 07 Junio, 2014, 15:54:22 PM
Me refería a grupos con cierto seguimiento popular.Ya sé que por haber hay grupos de todo signo totalmente minoritarios.

No veo yo muy nacionalistas a los andaluces.El único partido andalucista que ha tenido cierta importancia(PA) ha sido castigado sin votos en multitud de ocasiones.Es una muestra del grado de andalucismo.

Y el andalucismo autonomista que ahora tenemos salió más de los partidos desde arriba que del pueblo andaluz por abajo.

Ah, vale, entendí que no habías oído hablar del independentismo andaluz excepto al forero Monfi. Sí, son minoritarios, aunque yo pienso que ahora están en auge debido a la crisis política que atraviesa España. Muchos piensan que la solución pasa por dar el derecho de autodeterminación a las naciones que están dentro del estado español, y aunque personalmente creo que Andalucía no cumple las características de nación, comprendo los planteamientos y creo que si la mayoría de la población andaluza quisiera una República Andaluza, se debería hacer un referéndum, como en Cataluña. Pero actualmente es minoría, sí.

En cuanto al andalucismo autonomista, creo que el pueblo también lo quería. Yo era muy pequeña entonces, no sé mucho del tema, pero tengo entendido que hubo manifestaciones y revueltas, incluso muertos.
Aclárate para que nos aclaremos por qué hay tanta nación irredenta por ahí. Quizá lleguemos a la conclusión de que España no es una nación, a menos que se la trocee.
Del osario de palabras vacías que circulan, una de las que más me divierte es esa de autodeterminación. Cacofonía y ruido a un tiempo para un término (mal) acuñado por las sabandijas de la ONU en sus tejemanejes de la descolonización.
Los padrastros de la patria se inventaron el término nacionalidades para dejarle el muerto al Tribunal Constitucional, españolísimo homenaje al que venga detrás, que arree. Algo evidente, que ya denunciara Cela, entre otros, en un artículo de la época; pero el burro llevaba las orejeras del apremio para consensuar(contra la nación, claro) la puñetera Constitución y su descerebrado Título VIII.
Pon atención: ni autonomismo, ni revueltas, ni muertos. Sólo fue una asquerosa componenda para pactar con la cochambre nacionalista vasca y catalana, a la que bautizaron como café para todos ( Clavero Arévalo); imposición desastrosa del recuelo para el resto, pero con abundante vaselina.

Pues muy bien. Yo estoy a favor de que España se trocee. Por mí que se vaya a la mierda, no quiero ni al rey ni a esa mierda que llaman constitución, ni me representa la bandera rojigualda. Y eso de "pon atención" no me ha gustado ni un pelo.

Que sí, que está todo corrupto, pero la corrupción no se va a solucionar con una España "Una, grande y libre", porque España sólo puede ser "una" de forma artificial. Eso está en los libros de Historia, no me invento nada. Tampoco se va a solucionar con cualquier república, hay que ir más allá.

Y para quienes les interese ahondar en la farsa de la transición, recomiendo la lectura de "Claves de la transición para adultos" de Alfredo Grimaldos. Yo lo conseguí en Amazon. Eso sí, después de leerlo no vais a ser las mismas.

¡Chica, qué carácter!
Eso de cambiar el mundo, es que agría el carácter a cualquiera. Es lo que tiene que no todo quisque quiera que lo salves. En fin, el personal se empeña en  tener opinión propia, a pesar de los catecismos y la memez ideológica. La gente es muy rara.


¡CUIDAMOS LA PÚBLICA!

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